Descubre Aveda
La misión de Aveda es cuidar del mundo en que vivimos, desde los productos que elaboramos hasta las maneras en que contribuimos a la sociedad en Aveda, luchamos por dar un ejemplo de liderazgo ecológico y responsabilidad no sólo en el mundo de la belleza, sino en todo el mundo.
El legado del fundador de Aveda, Horst Rechelbacher va mucho más allá de la creación de Aveda. Horst fue un pionero de la belleza holística y un defensor de la responsabilidad medioambiental; su objetivo y su pasión han dejado huella como parte de un movimiento global mucho mayor que busca el equilibrio y la armonía, tanto individual como colectiva.
Nacido en Austria en 1941, hijo de una herborista y un zapatero, Horst empezó a trabajar en el centro de belleza de enfrente de su casa a los 14 años. «No era en absoluto buen estudiante, pero tenía muchas ganas de ser algo diferente», afirmó. Horst poseía un talento natural y con 17 años empezó a trabajar como estilista en un prestigioso centro de belleza en Roma, donde se ocupaba de celebridades internacionales. Con tan solo 20 años, ya había ganado el campeonato de estilismo europeo, lo que le sirvió como trampolín para viajar por Europa y Estados Unidos. «¿Qué es una llamada? Podría decir que es casi como un fuego que arde en mi interior y me mantiene vivo», declaró.
AVEDA: EL AMOR ES TODO LO QUE NECESITAS
Un vistazo a la vida y el legado del fundador de Aveda, Horst Rechelbacher, quien enseñó el poder de vivir en un sitio de amor, para hacer del mundo un sitio más bonito.
Horst ya era un estilista internacional en su adolescencia, y acabó en Mineápolis por accidente. Literalmente. Durante una competición de peluquería en 1963, Horst tuvo un golpe con un conductor que iba borracho. Decidió asentarse en Mineápolis como peluquero europeo. Abrió su propio centro de belleza, Horst & Friends, y luego algunos más. En la veintena, ya era un emprendedor de éxito.
A finales de los años sesenta, Horst acabó quemado por la sobrecarga de trabajo y se recuperó gracias a remedios herbales preparados por su madre y a la práctica de yoga y meditación. Tras un retiro en la India en 1970, Horst integró el ayurveda en su estilo de vida y en su modelo de negocio de centros de belleza.
Adoptó un pensamiento holístico, la creencia de que la belleza individual está directamente relacionada con la belleza del mundo que nos rodea. Sus ideas revolucionarían la industria de la belleza. «Somos la tierra», expresó. «Somos suelo. Somos agua. Somos todo. Puedes pasarte a un modo de vida orgánico si puedes. Convertirte en agricultor. Cultivar en tu propia casa. Cultivar menta y hacerte tu propio té. Celebrar la vida».
En la India, también se inspiró para crear Aveda. Horst aprendió a apreciar mucho más el poder del bienestar para promover el equilibro de la mente, el cuerpo y el espíritu, el requisito previo para conseguir las metas de belleza del cliente. Conoció a Shiv Nath Tandon en el ashram Sadhana Mandir en Rishikesh (India). Con él desarrolló su primer champú de clavo en el fregadero de una cocina en Mineápolis, junto con los doctores de ayurveda Vinod y Kusum Upadhyay. Todos siguieron trabajando con Aveda hasta principios de los años 70.
Tras esta colaboración bien aprovechada, Aveda nació en 1978 con la visión de ofrecer a los profesionales de la belleza productos botánicos que pudieran ser buenos para ellos, sus clientes, así como para la Tierra y sus comunidades.
La visión de Horst es un testamento de cómo fue un adelantado a su tiempo y, aunque ya no esté entre nosotros, su legado perdura de innumerables formas: desde el ritual distintivo del masaje de cuello y hombros que ha dado la fama a los centros de belleza de Aveda, hasta un modo de emprender respetuoso con el medio ambiente que rinde homenaje a las empresas con consciencia.
Y lo más importante: Horst nos enseñó que: «Cada día es una nueva oportunidad para crear efectos positivos. Incluso las decisiones más sencillas e insignificantes que tomamos en nuestro día a día (lo que comemos, lo que llevamos puesto, lo que usamos en nuestros cuerpos y hogares) tienen un efecto mariposa que va mucho más allá de nuestra persona».
5.000 años de resultados: nuestras primeras raíces yacen en el ayurveda, la tradición de sanación india que usa el conocimiento de la vida y la interconectividad de todas las cosas. Ha demostrado, a lo largo de más de 5 000años, que al tratar a la persona de manera completa se consigue un mayor equilibrio y bienestar, por lo que consideramos los efectos de nuestros productos no sólo en el cabello o la piel, sino también en cuerpo, mente y emoción.